martes, 9 de octubre de 2012

Regreso a Ciudad de la Habana.



Al bajarme del autobús se ha acercado una pareja de holandeses, que también venían de Trinidad,  a preguntarme si sabía ir al centro de la ciudad. "Of course" les dije y nos fuimos los tres para allá. Como ni ellos ni yo teníamos reservado nada decidimos ponernos a buscar juntos y finalmente encontramos en Campanario con Malecón una casa muy agradable. 

Veinticuatro años, recien licenciados, él en económicas y ella en odontología, van a viajar durante seis meses por centroamérica y caribe antes de ponerse a trabajar. (así sí) Encantadores, hemos salido a cenar los tres. A pesar de su español limitado y mi inglés de mierda, han sido unas risas. Después han aceptado pasear por el malecón para poder ver lo que se cuece allí por la noche. Las jinetearas no se cortan ni un pelo, y hay que ir soltándose literalmente de ellas. Casi mejor haber ido acompañado. Eso sí, impresionantes todas. Sin embargo no solo es eso el malecón, también familias con niños, grupos con instrumentos y gente vendiendo dulces y sandwich.

Al igual que en Bangkok creo que esta de la prostitución es también una realidad que hay que conocer.

Cada doscientos metros hemos parado en algún bar y hemos alternado invitaciones a cervezas "bucanero" y "cristal" así que hemos llegado algo cocidos a casa. Les he explicado que en España se dice resaca a lo íbamos a tener al día siguiente y que es el mismo término que se emplea para la corriente que te devuelve a la costa en el mar. No he sabido decirles porqué.

Da gusto conocer gente así.
Mañana fotos por la mañana y de regreso a España por la tarde.













No hay comentarios: