lunes, 30 de junio de 2008

La huida

No sé si esto es una huida hacia adelante o si es simplemente una huida. Aceptar que las cosas son conflictivas en sí mismas, que no son cómo uno quisieran, es algo que nos convierte en adultos. Si lo acepto no estaré huyendo.

Hoy acabo de aceptar que no está todo superado, que me acompaña un sentimiento que en sí mismo es bello por mucho daño que pueda hacerme. No lo acabo de entender del todo pero acepto el desafío, puede que no salga bien parado o que me vuelva loco pero uno intuye que tiene algo que ver con dejar las cosas en su sitio, con ser honesto con uno mismo.

Así que debo hacer sitio en la mochila para algo muy pesado, aun no sé que innecesario objeto tendré que dejar en casa, si ya había sitio para algo más o si ya, sin darme cuenta, lo había colocado entre mis cosas.

Está bien, no huyo.


Ya tengo el billete.

miércoles, 25 de junio de 2008

Almendralejo 24 de junio

.
Bueno, hace dos días decido sin previo aviso (os aseguro que el primer sorprendido soy yo) que me voy a argentina todo un mes.
En dos días tendré el billete y la fecha de salida si todo va bien es el 12 de julio, el regreso si todo va bien tambien, el 10 de agosto.
.
Intenciones
.
Pasar gran parte del viaje solo.
.
Conectar lo menos posible con familia y amigos.
.
Pararme a pensar en las experiencias que viva.
.
Hacer autostop.
.
Conocer gente nueva e interesarme por saber cómo son.
.
Ver ballenas y pinguinos.
.
Visitar un glalciar.
.
No hacer cadena de amigos.
(cada persona que conozca será independiente de las demás)
.
Escribir este blog.

Esta mañana al despertarme, tomé la decisión de hacer un viaje

.
Es algo hermoso eso de la autosatisfacción, la falta de preocupaciones, estos días llevaderos, a ras de tierra, en los que no se atreven a gritar ni el dolor ni el placer, donde todo no hace sino susurrar y andar de puntillas.
Ahora bien, conmigo se da el caso, por desgracia, de que yo no soporto con facilidad precisamente esta semisatisfacción, que al poco tiempo me resulta intolerablemente odiosa y repugnante, y tengo que refugiarme desesperado en otras temperaturas, a ser posible por la senda de los placeres y también por la necesidad por el camino de los dolores. Cuando he estado una temporada sin placer y sin dolor y he respirado la tibia e insípida soportabilidad de los llamados días buenos, entonces se llena mi alma infantil de un sentimiento tan doloroso y de miseria, que al dormecino dios de la semisatisfacción le tiraría a la cara satisfecha la mohosa lira de gratitud, y más me gusta sentir dentro de mí arder un dolor verdadero y endemoniado que esta confortable temperatura de estufa.


HERMANN HESSE
EL LOBO ESTEPARIO