Decía Aristóteles : "...las cigarras saben mejor en su fase de ninfas antes de la última transformación... y entre los adultos, los mejores para comer son los primeros machos, pero después de la cópula con las hembras, que a la sazón se encuentran llenas de huevos blancos..."
Bodenheimer (entomólogo israelí), al parecer, consiguió demostrar que el maná celestial del Antiguo Testamento era una secreción cristalizada y azucarada de una especie de insecto escamoso que habita en el Sinaí.
De todas las cosas que una persona como yo podía hacer una noche cualquiera por las calles de Bangkok y achacarlo después a la cerveza tailandesa, a mi no se me ocurre otra cosa que tener la segunda experiencia entomofágica de mi vida (la primera fué a los tres años, pero esa es otra historia)
Cansado de tanta stripper y tanta ladyboy por las calles, mis ojos se posaron en un pequeño puesto de lo que pensé que eran frutos secos, peladillas, etc. Después de la experiencia camboyana, donde el feto de pato es consiserado una delicatesen, ver toda una colección de insectos fritos y especiados no supuso tanta sorpresa. Y la verdad es que tenían buena pinta.
Las larvas de "vete tu a saber qué bicho" están un poco sosillas, no sé si por la mano del cocinero, pero los saltamontes pequeñitos tienen su aquél. El problema que le veo es que al no tener una consistencia homogenea, ciertas partes del insecto se pasan un rato dando vueltas por lengua y dientes.
Así que ya puedo tachar eso de mi lista de tonterías por hacer.
Mucho mejor las cocretas de mi madre...
Dejo imagen de la ruta.
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