Por respeto a la cronología y a pesar de que ya tengo escrito algo sobre el viaje a Vietnam y Camboya, voy a colgar algunas fotos sobre el viaje que hicimos Marta y yo a Marrakech el mes pasado.
Como viaje romántico no está mal con los preciosos Riads con sus pétalos de rosa encima de la cama y sus maravillosos desayunos. La intensidad de olores en la Medina, las laberínticas calles donde uno aprende a disfrutar del hecho de perderse mientras se come un extraordinario dulce de almendras o pistachos.
Una de las cosas que más me impresiona es la llamada a la oración a las seis de la mañana. Te despierta y recuerdas que estás en Marruecos, aquí al lado, y que es todo tan distinto pero a la vez tan cercano que uno no puede evitar plantease cuanto de religiosidad velada existe hoy en día en nuestra propia cultura.
La gastronomía y la música recuerda muchísimo a andalucía y ciertos rasgos del caracter también. (no entraré en detalles...)
Por lo demás, Marta es una extraordinaria compañera de viaje y esos masajes que nos dimos en el Hamann... (la primera vez que me pongo un tanga...)
Como viaje romántico no está mal con los preciosos Riads con sus pétalos de rosa encima de la cama y sus maravillosos desayunos. La intensidad de olores en la Medina, las laberínticas calles donde uno aprende a disfrutar del hecho de perderse mientras se come un extraordinario dulce de almendras o pistachos.
Una de las cosas que más me impresiona es la llamada a la oración a las seis de la mañana. Te despierta y recuerdas que estás en Marruecos, aquí al lado, y que es todo tan distinto pero a la vez tan cercano que uno no puede evitar plantease cuanto de religiosidad velada existe hoy en día en nuestra propia cultura.
La gastronomía y la música recuerda muchísimo a andalucía y ciertos rasgos del caracter también. (no entraré en detalles...)
Por lo demás, Marta es una extraordinaria compañera de viaje y esos masajes que nos dimos en el Hamann... (la primera vez que me pongo un tanga...)
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